CARTA
- Blanca Rosa Reynoso
- 5 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Noviembre 2020
Nombre: Luis
Destino: El cielo, o donde estés.
Quisiera contarte algunas cosas que pasaron mientras no estabas. Por empezar, te comento que tu nieta se recibe de periodista de investigación y luego seguirá Letras, como lo pensamos cuando era chica. Yo hago un recuento de todo lo que vivimos antes de que partieras, por ejemplo, me pediste matrimonio tres veces. Dos, las cumplimos al renovar los votos con fiesta y todo a los 40 años juntos. La tercera, era de los 50, y no se concretó.
Recuerdo lo bien que la pasábamos, disfrutando los momentos en la intimidad. Lo que me atraía de vos eran tus labios y tu forma de besar, con la que se sentía feliz el alma y el corazón palpitar. Eras un experto. Tus manos suavemente acariciaban mi cabeza, dedos que se sentían como alas que acariciaban.
¿Sabés que todavía siento el perfume que usabas? Porque te gustaban todos, pero elegías los cítricos. Y yo prefería los dulces.
Cada fecha o cumpleaños siempre llegaban tus rosas, que tanto añoro.
Te cuento que me siento en el patio de casa y miro los siete rosales y recuerdo ese perfume que les ponías, cuando sentías que les faltaba aroma.
Extraño tu voz áspera, ronca, protestando a cada instante por cualquier cosa. Eso era una constante, que me sigue cuando ya pareciera que pasa el tiempo y trato de olvidarte. Esas terminan siendo las cosas que me hacen lo contrario: no olvidarte.
Ya se que, al pasar el tiempo, quizás, no logro superar tus defectos, como el de fumar; por el que, de vez en cuando, siento aroma a cigarrillo, que siempre me lleva a ese tiempo.
Te cuento también, que cuando te fuiste, todos los pájaros negros a los que les dabas agua con azúcar, llenaron la planta de la habitación. Parecía que no había nada pero, de pronto, levantaron vuelo y eran más de cien. Los colibríes también te hicieron un homenaje: ocuparon el árbol de la cocina, donde vos los mirabas y ellos se acercaban a aquella agua dulce.
En fin, hace años que quería escribir para contarte esto. En este momento logro hacerlo, así que estés donde estés, estarás siempre conmigo; y de esta forma, seguiré contándote qué pasó desde que te fuiste, como si no lo hubieras hecho.
Un beso de mariposa que te llegue a dónde estás.
Blanca.
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